Si, lo he dicho y en eso estoy… en plena restructuración de mi vida, pero eso no significa que las cosas buenas que hago también las tenga que cambiar, no significa que las cosas que más me gusta las deje de hacer como por ejemplo comer un rico helado de Nutrisa, que para ser honesto no es lo mismo si no lo comemos juntos, claro tu el tuyo y yo el mío, siempre elegimos sabores distintos, los sabores raros para mí y los tradicionales para ti.
Uno de los buenos hábitos que no debo cambiar es el de escribir lo que me gusta escribir, lo que escribí en blog por la mañana acerca de mi sueño no son las cosas de las cuales me gusta escribir o sea habido de comunicar porque no transmito nada y no muestro mi forma de ser, mi forma de pensar.
Me gusta escribir cosas inspiradoras que me hagan soñar, que me hagan ilusionar, que nacen del corazón, que se producen de mi alma, escribo con la música, con el pensamiento, con el aire, con el azul pastel o con el aroma del verde.
Antes de conocerte escribía pero nadie me leía… llegaste tú y lo hiciste y no solo relataba mis frases del corazón y del alma, me empezó a gusta leerte, leer lo que plasmaba en mis lienzo virtuales, lo que otros redactaban, que de hecho si recuerdas la primera vez que salimos fue un sábado y nos vimos en el McDonalds y lo primero que hice fue leerte un fragmento de un cuento de fantasía que estaba leyendo y supe en ese momento que te lo tenía que leer.
Qué me paso, no lo sé, pero hoy quiero volver a hacer aun cuando se que no me vas a leer y que quizás no lo vuelvas a hacer nunca más porque será para ti un papel o un correo más.
Aun así, aun cuando no me leas no debo dejar que este gusto por escribir se aleje de mí, porque dejaría de ser el Marquito que conociste, ese Marquito inspirado, un Marquito aventurero que no tenía miedo y decía lo que más le inspiraba y que inspiraba a los demás.
Mi reestructura es en el Marco al cual alejaste de ti, porque tú te fuiste te alejaste de otro que no soy yo.
